Enseñar es una de las cualidades trascendentes de nuestra sociedad, y se funda en la verdadera vocación de dedicar tiempo, paciencia y compromiso a la formación de niños y jóvenes. Es una misión que nos plantea desafíos permanentes. Difícil; pero para quienes abrazamos la vocación de maestros, es siempre gratificante y motivadora.
Y no podría ser de otro modo, si recurriendo a las matemáticas, durante todo el tiempo de ejercicio de su labor, pasan por la sala de un profesor más de 3000 niñas y niños; jóvenes que han puesto sus esperanzas en el aporte que éste puede hacer a su proceso formativo, transmitiéndole sus valores y principios, sus conocimientos. Con este solo dato, podemos dimensionar la influencia que un docente tiene sobre las personas en particular, pero sin duda, la influencia que tiene en la sociedad en su conjunto. De aquí nace el imperativo para cada uno de quienes ha optado por esta maravillosa misión: de formarse, perfeccionarse, realizar su trabajo con diligencia y responsabilidad.
Cuando celebramos un nuevo día del profesor, quiero saludar a cada uno de mis colegas del Liceo Politecnico Domingo Santa Maria, agradecer el trabajo diario, normalmente silencioso que se va haciendo en la sala de clases, en el patio, en el gimnasio, en el comedor; allí donde haya un joven, niño o niña cuyos padres nos han confiado para que saquemos a la luz sus habilidades y capacidades, las que luego pondrán al servicio de nuestro comuna y de nuestro país.
Feliz día a los Profesores de nuestro Liceo.
Direccion
